jueves, 18 de mayo de 2017

Y ,entonces, recordé...

Dentro de nuestra rutina acelarada y siempre con prisa, con millones de cosas que hacer, aprovechando cada minuto, intentando sacarle el máximo jugo- porque pronto llegar el siguiente en el que tendrás que hacer mil cosas más- , queda poco tiempo para  poder "sentarte" frente a ti mismo a hacer balance de lo bueno y lo malo, lo que ya pasó y lo que queda por venir, etc.

Uno de los regalos que me está dando esta experiencia es la posibilidad de poder disfrutar de eso...de tiempo para mí, tiempo para pensar y recapacitar, tiempo para hacer balance y reflexionar sobre el mismo...pero, aún teniendo esta posibilidad, muchas veces me pierdo en el día a día sin dejar relucir , en mi rutina diaria, ese magnífico regalo.No obstante, la semana pasada viví un momento para mí como nunca lo había tenido en esta experiencia y me atrevería a decir que en los últimos años...

Ese momento fue espontáneo...ya que tras pasar un sábado en la biblioteca estudiando para mí inminente examen de inglés -ya os contaré más sobre ello- me dispuse a "tirar de agenda" para rellenar el hueco vacío que se había quedado en mi tarde de sábado. Todos los planes se chafaron -que si tengo que estudiar, que si qué pereza salir de casa, que si, que si...-, así que - por primera vez en esta experiencia- me dispuse a descubrir sólo un nuevo sitio del que ya me habían hablado y prometía - Bushy park - a escasos 30 minutos de mi casa y en frente del majestuoso Hampton Court Palace (sitio al que tenía que ir para comprar algunos regalos del cercano cumpleaños de Riley).



Sinceramente, las expectativas sobre plan no eran muy positivas...normalmente, en Torrejón (la ciudad madrileña en la que vivo, para los que se acaban de unir...), sí me gusta y disfruto dándome largas caminatas sólo o con mi perro una tarde de domingo, pero en esta experiencia es algo que, en fin de semana, rechazo totalmente y siempre me gusta ir acompañado a todos los sitios - es una de esas "cosas raras" que te pasan estando fuera y no entiendes muy bien porqué...quizá por miedo a estar más sólo de lo que ya estoy, no sé xD -.

A pesar de ello la llegada al parque - verde, inmenso, salvaje pero a la vez cuidado, poco concurrido...en definitiva, un parque muy inglés - hizo que tirase las expectativas negativas por la borda y me embriagase una sensación de libertad que me invitó a sentarme en una amplia llanura de césped - sin apenas pasar nadie - y a "quedarme conmigo mismo" un largo rato.

Entonces, en ese lugar tan corriente como mágico para mi en ese momento, mi cabeza se puso en funcionamiento y reflexioné - en ese entorno en el que me invadía una aparente soledad - sobre eso mismo....la soledad.
En estos meses había podido explorar los límites de esa palabra (al decidir emprender una aventura sólo en un nuevo país) y pensé en como ese concepto había cambiado para mí, pues...¿qué es la soledad? - me pregunté- ¿significa únicamente no estar con gente "físicamente" en un momento determinado o implicaba algo más "psicológico" y está relacionado con las emociones?...y, entre esas preguntas, caí en la cuenta de que nunca había estado solo en esos meses - que es un miedo recurrente al decidir emprender una experiencia como esta- con que alguien me pensase  (aunque no fuese en el mismo lugar donde yo estaba y, ni siquiera, en el mismo país) podía decir que no estaba sólo. Pero es que ya, ni siquiera podría sentirme sólo "físicamente"...los Osborne se habían convertido- sin quererlo ni beberlo- en mi familia inglesa...que no llegaban a suplir a la española pero, desde luego, ya ocupan un lugar en mi corazón y son especiales para mí....ellos unidos a toda la gente que había ido conociendo estos meses son los que no permiten que la palabra soledad esté inserta en esta experiencia.

Esa reflexión me llevó a ponerme un poco nostálgico y recordar...y, entonces, recordé Godalming, un pueblo pequeño pero con mucho encanto...un pueblo que supuso mis inicios en mi experiencia au pair y que, por ello, siempre será especial para mí, recordé sus calles llenas de arboles y regaderas que luchan por un hueco antes de llegar al asfalto, recordé su gente y la gente que había conocido allí los primeros días - con los que aún tengo contacto y veo a menudo- y como, desde el primer momento, ya contribuyeron a alejar la palabra soledad de mi boca, recordé también lo eternamente agradecido que les estaré siempre por ello.

Entonces también recordé aquella sensación de estar de visita y ser un extraño de los primeros meses y como ésta había dejado paso a una sensación de normalidad y de sentirme "casi" como en casa...pude recordar mis primeras compras protagonizadas por una sensación entre incertidumbre - por no saber muchas veces qué tenía que comprar- pero a la misma vez motivado por el reto - ya que eso mismo hacía que fuese una aventura todos los días- y como eso había pasado para dejar paso a unas compras relajadas y con pocos imprevistos, recordé , también,  las "peleas" con la dependienta de Tesco que, entre mi inglés dubitativo y su humor de perros, hacían que sucediesen casi a diario.


Recordé los primeros momentos en Londres...una ciudad que desde el minuto 1 me enamoró y también recordé cómo desde aquella visita con la familia - en la que hicimos un tour por el Támesis - donde iba como un turista, que se asombra con cada rincón descubierto, a pasar a (sin dejar de seguir alucinandome) considerarme un ciudadano más de la misma.

Entonces, pude recordar los primeros días con Riley y cómo pensaba lo difícil que iba a ser ser au pair de ese niño debido a lo "especialito" que era - hechos que me inspiraron a escribir aquella entrada lejana de "El niño...¡qué niño!" y como en cuestión de meses (y un poco de confianza) esa imagen había dejado paso a la imagen de un niño que me asombra por ser extremadamente creativo, curioso, sociable, algo tímido en primeros contactos y con sus cosas pero...¡como cualquier niño!. Con ello también pude recordar las primeras cenas, comidas etc. familiares, aquellas en las que me limitaba a comer y esbozar una sonrisa si alguien se dirigía a mi y como, ahora, también se dan los esbozos de sonrisa pero también se producen charlas distendidas producto del mayor conocimiento y confianza que hemos ganado estos meses.

Recordé también la mudanza a Thames Ditton y el momento de inflexión que supuso en mi aventura al tener que volver a "readaptarme" a este país en otro lugar diferente, pero también recordé lo rápido que pasó esa sensación "ya vivida" - de ser un extraño en una ciudad- y lo que aprendí en todo ese proceso de poder llegar a hacer "algo parecido a tu casa" a cualquier espacio o rincón que requiera de ello. También recordé la primera visita a España después de empezar la aventura, los reecuentros, las visitas, la vuelta a la rutina inglesa...pero también los bajones, las dudas, los errores, etc.

En fin, esa tarde supuso, para mí, más que una tarde...fue una pausa espacio-temporal de recopilación de todo lo que había "cargado en la mochila" desde que empecé mi experiencia por tierras británicas aquel, lejano ya, 1 de septiembre de 2016. Pero también caí en la cuenta de que en menos de 3 meses todo se desvanecería...todo menos esa mochila llena de cosas - recuerdos, sentimientos, aprendizajes, personas, momentos, objetos, valores...- que siempre guardaré como el mejor regalo que me ha dado el ser au pair...

...pero ,mientras tanto, quiero seguir llenado la mochila con más cosas. así que decidí levantarme de aquel césped , cuando el cielo empezaba a oscurecer, para seguir disfrutando de mi leche AU-PAIRizada.

2 comentarios:

  1. As always, great post. Congrats and many thanks for sharing your experience as su pair. Love you Dann.

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    1. As always, thank you for your support! I have lost of "leche au pairizada" to share with all of you!

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