viernes, 30 de junio de 2017

Que quede entre au pairs...Chico y au pair, sí¿y qué?

¿Eres au pair? ¿De verdad?...¿Porqué?, ¿Qué haces con los niños?, No sabía que había chicos au pairs...,Será más difícil encontrar trabajo..¿no?, ¿Conoces a muchos chicos y au pairs?, ¿Te pusieron trabas en el proceso de encontrar familia?, Es raro encontrar a chicos que quieran hacer eso ¿no?, ¿Te está gustando?, ¿Cómo te apañas con el niño?, etc.

Este tipo de comentarios me he encontrado - en distintos idiomas pero, en todos, con tono extrañado - al exponer públicamente en distintas ocasiones que era au pair. Hasta en una ocasión un chico muy extrañado me preguntó sobre ello y tuve que contestar (sin ser lo más agradable del mundo, la verdad...) - Sí, también puedo cuidar niños...-.



Y, es que, este tema me "enciende" especialmente porque deberíamos empezar desde nosotros mismos a dejar de ver tareas "de hombres" y tareas "de mujeres" y empezar a ver tareas "de personas".

Desde que decidí emprender esta experiencia, desde sus inicios, nunca pensé en las consecuencias de decidir emprenderla siendo hombre, la verdad... - llamadme moderno o lo que queráis - pero considero que soy bastante poco "prejuicioso" con el tema de los roles de género y la indiferenciación es algo que tengo bastante interiorizado (quizá influido por mi forma de ser poco "masculina" - y tendiente a la mitad del "continuo masculino-femenino"-, mis estudios en educación y psicología, así como mi especial gusto por los temas de la diversidad afectivo-sexual y género) y que siempre intento tener en mente para, de esta forma, transmitirlo al resto, en la ocasión que sea necesario.

No obstante ya desde primer momento en el que hice la entrevista con una Imogen que me decía Well, you know...I prefer boys as au pair because i have two sons.../ Bueno, ya sabes...prefiero chicos au pairs porque tengo dos hijos...(pensamiento en el que también estoy en desacuerdo) así como el triste descubrimiento de pocos hombres desarrollando el trabajo (aunque más de lo que se podría esperar) debido a la "mayor dificultad" que conlleva ser hombre, ya empecé a sospechar que la "brecha de género" (en este caso favorecida para las mujeres) estaba presente, una vez más en mi vida.

Y es que...las noticias están llenas de casos de maltrato de género (lo cual la gente denuncia y repudia profundamente), las estadísticas sociales están repletas de números que señalan las múltiples desigualdades entre hombres y mujeres en el trabajo,en sus familias, en la sociedad, etc. consecuencia de lo cual existen múltiples días de reivindicación de los derechos de las mujeres, días conmemorativos de la mujer trabajadora y semanas de la mujer con diferentes actividades para concienciar de la igualdad entre hombres y mujeres...y, sin embargo, aún nos extraña ver que hay hombres que ejercen tareas del cuidado de niños y tareas del hogar, así como nos cuesta (por parte de las familias) asimilar una educación o cuidado donde el género -tanto del emisor como del receptor- no importe en el proceso educativo y quede en un segundo plano...¿acaso no son caras de la misma moneda?...todo ,al fin y al cabo, se reduce a un mal-entendimiento de la igualdad entre hombres y mujeres.



Sirva esta pequeña entrada reivindicativa de reflexión y crítica para hacer un llamamiento a aquellos hombres que están pensando en ser au pair...¡si tú!...anímate a abordar esta experiencia con la mayor de las motivaciones, ser un ejemplo y lección para la sociedad y pasar de ese "Chico y au pair, sí ¿y qué?" - con cierto tono defensivo - a "Chico y au pair, sí ¡claro!".

viernes, 23 de junio de 2017

El último retorno

Mis debates internos tuve a la hora de decidir cuando sería mi próximo - y último -  regreso a casa (desde aquel lejano fin de semana en Marzo) debido ,fundamentalmente, a la acumulación de eventos en el mes de Junio (el cual sin ninguna duda fue el elegido para la vuelta) tales como: mi cumpleaños (13 de Junio) -evento marcado en el calendario en el que me gusta rodearme de los míos-, las fiestas populares de Torrejón - tradicional cita torrejonera anual (del 16 al 20 de Junio) a la que acudo, al menos una noche, para celebrar mi cumple por todo lo alto - y el orgullo LGTBI de Madrid (del 23 de Junio al 2 de Julio) que este año se avecinaba único por su carácter mundial.

Lo lógico para deshacer el entuerto de fechas mezcladas, hubiese sido apostar por disfrutar de un evento único como iba a ser el orgullo mundial en Madrid y decantarme por fechar la visita alrededor del 20 de Junio, pero, seguramente, mis ganas de familia y estar con los míos así como el rechazo a la idea de pasar mi cumple y los días posteriores en Reino Unido me llevaron a no atrasar mi vuelta más y elegir la semana de mi cumple como la idónea para regresar por última vez (antes de la vuelta definitiva en Agosto) a mi hogar. Tras consultar con Imogen las posibilidades (siempre hay que hacerlo, su agenda es la que manda)  no hubo mucho problema en las fechas pero sí en el número de días ya que se redujeron de 7 a 5 por su carga de trabajo - Oh! Could you reduce it from 7 to 5 days? I have a lot of work those days.../¡Oh! ¿Podrías reducirlo de 7 a 5 días? Tengo mucho trabajo esos días... - finalmente, feché el regreso del 15 al 20 de Junio (que no me permitiría pasar mi cumple en España pero, eso sí, la celebración por todo lo alto en las fiestas de Torrejón, estaría).


Y, sin quererlo ni beberlo, nos plantamos en la semana del 12 de Junio con un calor que empezaba a ser considerable, lo que da lugar a eventos insólitos  -que no imaginé en Reino Unido...ya sabéis el mito de frío polar y lluvia everyday- como abrir las ventanas "para que entre el fresco" (cosa indispensable en mi habitación , que se sitúa en la tercera planta, si no quiero morir de deshidratación) o las "salidas mañaneras" de Imogen ,en descansos de su trabajo, a tomar el sol al jardín (que empiezan a dejar rojeces en sus mejillas y escote).

Entre todo eso se colaba mi cumple para el que Imogen ya me había adelantado meses antes que prepararía tarta, para el que tuvo que hacer grandes esfuerzos para acordarse - ya sabéis su ocupada vida- como escribirlo en rotulador fosforescente en su agenda - ¡Qué maja y qué importante me siento al aparecer en su agenda!, pensé al verlo - y del que bromeamos en alguna cena con el olvido y mi amenaza de olvidarme el suyo que sería 6 días después.

Y el día llegó y, para qué os voy a engañar, empezó no muy bien con la mente en  mi familia, amigos y toda mi gente que estaba en España que, a pesar de que los vería dos días después, viví con tristeza el no poder verles ese día que siempre había sido tan Happy Birthday!!! e Imogen hizo lo mismo un rato después al llegar de la piscina acompañado del interrogante de qué iba a querer para cenar por mi cumple...ya sabía que ese día podría ser especial...diferente, sí, pero también, especial.
especial para mí....¿lo sería este año?. Pude empezar a despejar este interrogante desde por la mañana, momento en el que Riley me recibió en su cama al despertarle con una sonrisa y un

Con esa mezcolanza de sentimientos me dispuse a salir de casa, en un día de sol radiante, para preparar el examen que una amiga tendría en unos días. Tremendo fue mi asombro al encontrarme con la primera sorpresa del día de mano de mi amiga junto a otra amiga, las cuales se presentaron en el lugar donde íbamos a preparar las clases con tarta, velas y al son de Happy Birthday to you...happy birthday dear Daaaaniel! que hizo girar a la mitad de la cafetería donde nos encontrábamos y, además, que esa mezcolanza de sentimientos que traía se quedase en una fulminación del bajoncillo y quedara sólo felicidad.

Digo la primera de las sorpresas porque tras volver a casa, comprobar que Imogen ya estaba inserta en la preparación del pastel de cumpleaños (el cual sufrió su ira contra el suelo al pegarse al fondo del molde) y tras recibir a un Riley que estaba cansado y se mostró algo más "irascible" de lo normal - a lo que Imogen replicaba It´s Daniel´s birthday please behave properly / Es el cumpleaños de Daniel, por favor compórtate bien - llegó el tradicional momento de soplar las velas ( y pedir mi segundo deseo del día), un "deleite para los oídos" (a manos de Riley con su tompreta y su Happy Birthday dedicado) así como el present time protagonizado por un regalo y dos tarjetas para ,seguidamente, degustar la cena que Imogen había preparado para mí acompañados por un invitado especial (amigo de la pareja) que se quedaría dos días en la casa, así como un vino del que sólo bastó una copa para que me subiese a la cabeza.

Pero no todo quedó ahí ya que mis amigos au pairs - que estaban en otra casa cenando - me insistieron en que al finalizar la cena ,que mi hostfamily me tenía preparada, me dirigiese a donde se encontraban - a 50 minutos desde mi casa-, lo cual estuve a "un pelo" de rechazar debido al cansancio del día, incentivado por el vino en mi cabeza, pero finalmente me lancé a la calle entre reclamos de mi familia española -que querían hablar conmigo-, mensajes de ruego por parte de mis amigos au pairs y mi subidón de vino (¡que no se nos olvide!). No obstante, todo ello mereció (y mucho) la pena ya que a la llegada me esperaba la tercera sorpresa, tarta y deseo del día...¡que más podía pedir!. El día, MÍ día el cual empezó "no muy allá" acabó por la puerta grande y totalmente feliz gracias a los de aquí - por el despliegue de sorpresas, tartas, velas, deseos y demás - y los de allí -por dedicarme un ratito de sus vidas a escribirme y contribuir a la "avalancha" de whatssapp (que si es tal estando en tu país, imaginaos estando fuera) -.

Una vez pasado el cumple más diferente y especial en - probablemente -  toda mi vida, la mirada estaba puesta en dos días más tarde donde se produciría el esperado viaje a Madrid (y última visita a casa antes del regreso definitivo) el cual se antojaba algo más relajado y sin tanta "saturación de planning" (por supuesto que hice uno) como en anteriores visitas, ya que la celebración de mi cumple me permitiría reunir a algunos amigos y no tener muchas quedadas repartidas en el tiempo.

Así que con esta idea en mente amanecí el 15 de Junio a las 7 de la mañana para despertar a Riley,que amaneció lento y provocó -aunque en pequeña medida- que se desatara la ira de Imogen y fuese al colegio más "de morros" de lo normal, por lo que mi despedida no fue muy efusiva, aunque si lo fue por parte de Imogen la cual me dedicó el tradicional abrazo y sus mejores deseos para el viaje y mi familia.

Y así, tras un viaje de dos horas al aeropuerto - sí, leéis bien por un error mío esta vez volaba desde Stansted y no desde Gatwick que es el más cercano a mi casa- y un vuelo perfecto de hora me planté en un Madrid en llamas (tranquilos no había un incendio...pero como si lo hubiera debido a la sensación de calor extremo que me impedía hasta respirar en un primer momento - eso sí como siempre con ese "olor a Madrid" que percibo y tan difícil es de describir- ).

Tras ello se produjo el, ya tradicional, "correquetepillaelgato" entre mi familia y yo en el aeropuerto (que si vete a la T2, que si estoy arriba, que si yo estoy abajo, que si venga que me derrito...) para aumentar mis ganas de verles, seguramente..,, así como un "baño de los míos" instantáneo que me hizo volver a casa a lo grande...juzgad por vosotros mismos: Primera parada ; visita a la peluquería con mi querida Pili, a la que acudió su hijo Mario (protagonista de la mayoría de nuestras historias "entre pelos" y alumno mío de clases particulares el año anterior) para saludarme, mientras tanto - y aprovechando que unos portales más allá de la peluquería se encontraba mi abuelo en una reunión de vecinos - mi padre me invitó (mientras Pili terminaba con la clienta anterior)a saludar a mis abuelos. Pelo cortado (y abuelos paternos y Mario saludados) nos dirigimos a casa de mis tíos donde se encontraba mi otra abuela con mis tíos, mis primas y la hija de una de ellas (que también pasaban esos días de visita por España) cenando. Por último, después de salir de allí ,nos dirigimos a mi casa para cenar con mis otros tíos (que se iban el sábado de vacaciones y habría pocas ocasiones de verlos de nuevo...probablemente al día siguiente en las fiestas de Torrejón pero ¿en qué estado?...¡no me podía arriesgar!.

Una vez vivido el "choque de casa" (nuevo concepto que me acabo de inventar para referirme a las horas frenéticas en las cuales revives todo de nuevo en muy poco tiempo), los días posteriores fueron más relajados. Como he dicho antes el viernes tocaba
celebración española por todo lo alto con mis amigos españoles aprovechando las fiestas populares de Torrejón -que empezaban ese día- y, después de quedar a tomar algo con dos amigos que no podrían venir a la cena y fiesta me dispuse a preparar el evento el cual empezó más tarde de lo previsto pero ¡lo bueno se hace esperar!. Soplé las velas de mi cuarta tarta del año, pedí el cuarto y último deseo (¡como se me cumplan todos seré afortunadísimo!)  y disfruté de una noche de fiesta donde siempre, con los de siempre y haciendo lo de siempre...que a veces es muy necesario.


Al día siguiente la celebración continuó pero cambiando el "objeto" de celebración...esta vez celebrábamos el cumpleaños de una prima mía -que había sido el mes anterior pero aprovechó para enseñarnos su nueva casa- ¡con primer chapuzón del verano incluido! y , posteriormente, nueva incursión en las fiestas "torrejoneras" esta vez con mis padres y otros tíos para rememorar tiempos pasados de la mano de "Los Chunguitos" y "Los Chichos" (y ¡olé!), grupos que marcaron una generación - allí fui testigo de ello viéndome rodeado de gente de 50 años que se sabía las canciones al pie de la letra, entre ellos mis padres y tíos-.

El domingo pasé la mañana con una amiga scout y, de paso, aproveché para pasear por Madrid, que seguía ardiendo, pero mereció la pena (el estar al borde de la deshidratación, me refiero...) al descubrir un Madrid "multicolor" preparado para la celebración del orgullo LGTBI mundial que tendría lugar la semana siguiente...carteles, banderas, semáforos...¡todo! era una escusa para revindicar la diversidad, el respeto y la inclusión del colectivo LGTBI en una fiesta madrileña con carácter mundial. Por la tarde quedé con el equipo de monitores de mi grupo scout y disfrutamos una caña juntos "revisándonos la vida" mutuamente.




El último día antes del regreso, el lunes, tocó (de nuevo) chute familiar en la piscina con la peque y más celebraciones del cumpleaños de mi otra prima, mi abuela y mío a la vez...¿y porqué no?, el caso es buscar escusas para hacer una reunión familiar (deberíamos empezar a no tener que buscarlas, sino quedar...y punto xD).

Después de llenar la maleta de buenos momentos vividos (esos que ayudan mucho en la estancia fuera de casa) cosas de verano y...¡playa! (ya os contaré más sobre ello) me dispuse ,el martes 20 de Junio - tras una quedada d
e última hora con amigas del máster y con un pequeño bajoncillo por dejar todo atrás, de nuevo- a despedirme de un caluroso Madrid y dar la bienvenida (otra vez y no tan ardiente) a mi Reino Unido de acogida. Por delante quedan dos meses...tan sólo DOS MESES que tienen un sabor a despedida de todo lo que, durante este año, ha supuesto mi vida. Sin embargo aún quedan cosas por vivir...así que fuera nostalgia (de momento) y agárrense porque...¡¡¡¡empezamos la cuenta atrás!!!!.

sábado, 10 de junio de 2017

Sé lo que hiciste el último...half term

Como agua de Mayo -nunca mejor dicho por partida doble: encontrarse a finales de Mayo y ser algo muy deseado (aunque en el caso del agua no es aplicable a Londres...ya la "disfrutamos" todo el año)- llegó el último de los Half terms del año - ya sabéis, ese maravilloso invento (para los niños, no tanto para padres y ,para nada, para los au pairs) del sistema educativo inglés - que consiste en una semana libre para los niños en la que pueden disfrutar de tiempo libre. Para los padres y, los que gozan de la compañía de un au pair, como es mi caso esta semana significa, por tercera vez al año, una vuelta de "360 grados" a la rutina con el niño o hostchild, la cual está protagonizada por juegos y más juegos y un poquito de deberes para no perder del todo el ritmo de las clases.

No obstante, este último half term del año se avecinaba tranquilo, ya que empezaba con un hermoso bank holiday (o festivo) el lunes y terminaba antes de lo normal -el jueves- ya que el viernes me iba de viaje a mi próximo destino...¡Edimburgo!. Por lo que todo ello hizo que se acortara a tres días escasos de estar con Riley 24/7 en los cuales Imogen había planificado rigurosamente repaso previo a la semana posterior de exámenes de Riley así como visita a la Tower of London -una de las principales atracciones londinenses - el jueves de half term...por lo que...¡¡parecía que el último half term del año me iba a dejar con buen sabor de boca!!.

Y como lo que bien empieza, bien acaba (dicen), quise hacer honor a este refrán y empezar bien este half term - que se prometía como el mejor en todo el año - así que aprovechando mis ganas de familia y que tenía un día libre a comienzo de la semana (a pesar de que tuviese "regalito" en forma de babysitting para la tarde del lunes), me decidí en ir a visitar, de nuevo, a mi prima Gema, su marido e hija a Leeds...una "isla de felicidad" necesaria tras haber estado dos meses y pico sin "calor de casa". Así que allí me planté sin pensármelo dos veces la tarde del sábado anterior al half term a bordo de Megabus - una compañía de buses británica de bajo coste que ha sustituido (para mí) a National express, definitivamente por, precisamente, su bajo coste -.

La llegada no podía ser mejor, con un abrazo y un beso de "buenos días" -después de la siesta -despertando a la pequeña Isabella que se mostraba contenta de tenerme en su casa unos días...y entre risas, carreras y balbuceos varios (ya empieza a hablar bastante y entre el inglés y español que sabe y la media lengua de los niños a esta edad, es difícil pillarla) nos dispusimos a salir el marido de mi prima, Isabella y yo a hacer unas compras y al parque - donde pudimos disfrutar de alimentar a los animales favoritos de la pequeña...los ducks! o ¡patos! (según le dé)-. Extasiados por el hambre "patuno" y las maniobras que nos provocó el comprar una mesa y sillas para el jardín que eran más grandes que el maletero (añadiendo a todo ello el tener a Isabella revoloteando por ahí de un lado para otro), llegamos a la hora de la cena, a base de gazpacho, jamón serrano, tortilla y demás delicatessen españolas y "aterrizamos" en la cama a eso de las 10.30 de la noche (el tener una pequeña terremoto hace estragos...).

A la mañana siguiente - bien tempranito...a eso de las 7 de la mañana- ya tenía un "pequeño bulto" que se subía a mi cama y me pedía insistentemente no sólo que me despertase sino , también, que me levantase, así que eso hice porque si te despiertan así da igual la hora que sea. Desayunamos y nos pusimos en marcha hacia Bolton Abbey o Abadía de Bolton, una antigua abadía, en parte, en ruinas -por el norte de Inglaterra abundan- cerca de un Parque natural que prometía magníficas vistas y una caminata la mar de agradable a orillas del río Wharfe. Y...¡así fue!, la mañana empezó fría pero el tiempo nos dio una tregua a la hora del lunch, donde pudimos disfrutar de un picnic en el césped y por la tarde , durante la marcha, pasamos del plumas a la manga corta en cuestión de horas (siguiendo con el tópico inglés del cambio de tiempo, y tal...).

Volvimos de la caminata algo cansados pero con las ganas de disfrutar de tiempo juntos necesarias para que siguiera con mis incursiones en la cocina y preparase un Shepherd´s pie express (una variedad para cuando no hay mucho tiempo que consiste en saltarse algún que otro paso de la receta "Imogiana") acompañado de mi prima y nuestra puesta a punto en temas variopintos. Finalmente para rematar el día cenamos juntos y llevamos a la cama a la pequeña...ese día no costó demasiado ya que la caminata aminoró sus energías considerablemente.

Pero como ya decía en aquella entrada...las "islas de la felicidad" deben pasar para seguir avanzando y llegar a otra hasta que se aviste el objetivo final. Por lo que me vi, de nuevo, en un autobús de vuelta a Thames Ditton con un nudo en la garganta que me recordaba lo amargas que son las despedidas y lo que me cuestan (¡cada día más!).

A mi llegada me esperaba una barbacoa familiar -aprovechando el calor que hacía en Thames Ditton, el cual contrastó ,para mí, con la lluvia y sensación de frío de Leeds- y que yo disfruté un poco más tarde (Yes, I imagined that you were going to have it later.../Sí, me imaginé que la tomarías después..., me decía una Imogen que ya conoce los horarios españoles) un "rico" babysitting con Riley que disfruté con muy buen sabor de boca, debido a la carga de energía que había supuesto mi fin de semana. Por supuesto previo al mismo tuve el momento favorito de Imogen en el que desplega uno de sus amados plannings para contarme el horario de esa semana atípica.

Y así dio comienzo la semana de Half term...con  pilas cargadas y la mirada puesta en el viaje del fin de semana para lo que ya estaba todo preparado desde hace un mes...¿o no? (ya me entenderéis la pregunta más adelante...). El martes y miércoles transcurrieron normalmente...a los juegos de Riley, que esta vez estuvieron basados en su mayoría en construcciones Lego, batallas de varitas -producto del reciente fin de su lectura de "Harry Potter y la cámara secreta"- y la continuación del "Minecraft book" un libro inventado con personajes del mencionado juego - se le intercalaban momentos de trabajo para la posterior semana de exámenes o test -como Imogen prefiere llamarles porque examen es demasiado para niños de su edad, dice...- que me permitían unos minutos de relax disfrutando de Riley sentadito en la mesa de la cocina.

Hasta que llegó el jueves donde se produciría uno de los eventos que Riley ya me adelantó un sábado corriente al llegar a casa por la tarde - You, mum and me are going to Tower of London in the next half term!!!! / ¡¡¡¡Tú, mi madre y yo iremos a la Torre de Londres el próximo half term!!!!, me decía con aire excitado - no obstante Imogen se "calló" del plan el miércoles debido al exceso de trabajo, así que Riley y yo pusimos rumbo a la mencionada atracción londinense justo después de la hora de la comida con gafas de sol y gorra (que apretaba el sol), snack para Riley (que nunca falte) y los fabulosos planos de Imogen donde te señalan exactamente el camino a seguir (With all under controlled, you have results!! /¡¡Con todo bajo control, tienes resultados!!, decía uno de los primeros días al comprobar que el camino al colegio de Riley había sido exitoso gracias a uno de sus planos...).

Allí nos plantamos exitosamente tras seguir las instrucciones "Imogianas" y disfrutamos de una tarde entre "joyas de la corona", caballeros, nobles, reyes y demás ambiente medieval que me hizo retroceder al contexto londinense de aquella época y rememorar -y continuar porque en Hampton Court ya descubrí sobre ello- su historia marcada por la figura de Enrique VIII pero también con una fuerte vinculación con la actual reina la cual, me parece - cada día más- que cruza las fronteras de la simple realeza para convertirse en un icono, producto de películas, cuadros...¡e incluso merchandaising!.


Además hicimos una visita a la tienda de productos relacionados con el monumento (en todos los monumentos históricos londinenses hay lo mismo) para que Riley gastase 5 pounds de su pocket money en algo que le gustase...He can buy something that cost around 5 pounds, so he can learn how to buy and organice his money / Puede comprar algo que cueste alrededor de 5 pounds, así puede aprender a comprar y organizar su dinero (me decía Imogen el día anterior juntos al resto de indicaciones de la "excursión").

La llegada a casa supuso el "cobro de sentido" de la pregunta retórica que lanzaba antes sobre el fin de semana y su preparación ya que miré whatsapp (el cual estaba rebosante de mensajes ya que no había podido atender en casi todo el día) una vez puesto el tea a Riley, dado el "parte" de la tarde a Imogen y haberme despedido de la familia para salir de casa a quedar con una amiga, y me encontré con la "grata" sorpresa de que el hostal al que íbamos en Edimburgo nos había cancelado la estancia. Lo cual desplegó un "ejercito de llamadas" en bucle al hostal reclamando, discutiendo, preguntando, clamando...- todos los verbos desesperados que se os ocurran - para intentar remediar la situación. No obstante, esa noche nos dimos por vencidos tras intentarlo todo y decidimos ponernos a la búsqueda de otra opción (sí, a menos de 24 horas del viaje...¡la cosa prometía!). Dicha búsqueda nos llevó a un Airbnb que, si bien nos salía el doble que el hostal, era una opción buena por localización y por la posibilidad de comer en la casa (lo cual nos llevaría a ahorrar y compensar el extra que nos habíamos gastado en el alojamiento).

Pero no todo podía ser tan fácil ya que no recibimos contestación después de la pre-aprobación del piso, por lo que tras intentar de nuevo realizar otra búsqueda, esta resultó fallida por todos lados (los precios eran ya muy altos, la ocupación de la ciudad el fin de semana era del 90%, etc...) y nos lanzamos a la aventura del "nosaberdondevamosadormir" el viernes a las 18.30 de la tarde a bordo, de nuevo, de un South West trains, destino Gatwick airport para coger un vuelo que debía sospechar algo de nuestra desgracia porque se retrasó (para darnos más tiempo de decidir no ir...¿quizá?).

En tal caso si fue así, nosotros no nos dimos por aludidos porque lo cogimos y fue un momento en el que las caras de preocupación ya se empezaban a ver, porque parecía que hasta ese momento la cosa no iba con nosotros - pero realmente no teníamos nada para pasar la noche del viernes - la desesperación fue tal que llegamos a plantearnos dormir en el aeropuerto, opción que quedó en el aire al llegar a Edimburgo, donde cogimos el primer autobús al centro de la ciudad y donde se produjo el milagro. Como caído del cielo, nos llegó el número de un hostal con un precio por noche más que razonable y que, además, tenía sitio para ¡aquella misma noche! y sin pensárnoslo dos veces nos lanzamos a ello, gracias a un conductor de autobús que se apiadó de nosotros (y de nuestras caras de desesperación tras un día - o días mejor dicho- muuuuy largo ) y nos llevó hasta un lugar más cercano (ya que el hostal estaba algo retirado del centro, eso sí).

Llegamos al hostal y una vez acomodados el hambre habló y nos llevó a salir de nuestro "paraíso" en aquel momento y pasar a otro "paraíso" este protagonizado por "macarroni kish" y un surtido de dulces que junto con la conversación que ya habíamos construido con nuestro hambre hicieron que esa denominación de paraíso cobrara todo el sentido.

Al día siguiente recorrimos la Old Town o Vieja ciudad de Edimburgo que componía su casco antiguo, allí descubrimos el castillo, la catedral de San Gil, el parlamento -edificio que sobresale por su modernismo dentro del "clasicismo", el cementerio, etc...tras lo cual el hambre llamó , de nuevo, a nuestra puerta y nos dirigimos a la difícil búsqueda del sitio para comer, encontrándonos con un bar latino que despejó nuestras dudas. Después de llenar el estómago decidimos volver al hostal, donde tuvimos repertorio improvisado de coreografías varias donde no importaba lo bueno o malo que fueses bailando si no las ganas y el salero que le ponías. Parecía que tras ello el cansancio podría con nosotros y nuestras ganas de salir de fiesta pero finalmente batallamos contra él y nos lanzamos a un Edimburgo que se nos presentó...¡aún de día! (a las 11 de la noche), grata sorpresa que fue motivo de numerosos comentarios -¡Así da gusto! o ¡Esto ni en España!, entre otros...)-.


Sin embargo dos noticias "agriaron" un poco nuestra noche...los ataques de Londres -que dieron lugar a una oleada de "¿Cómo estáis?" en whatssapp en nuestros móviles - y la muerte de un conocido diseñador español (David Delfín), noticias que nos hicieron irnos a la cama con una sensación "rara", mezcla de nuestra excitación por el viaje y lo que acabábamos de escuchar.


No obstante, caímos rendidos como los que más y amanecimos más cansados que el día anterior - a pesar de haber dormido más que el día anterior (¿cansancio emocional?, ¡puede ser!) - lo que no nos impidió a salir a seguir descubriendo Edimburgo, pero en esa ocasión la parte más nueva de la ciudad, así como las ruinas griegas y su vista panorámica desde el monumento a Sir Walter Scott (padre de la novela). El tiempo en aquella ciudad del encanto se iba acabando y cuando nos dimos cuenta, estábamos regresando al hostel para coger nuestro equipaje y volver al aeropuerto en el mismo autobús en el que el hombre se apiadó de nosotros (pero este en el otro sentido...¡claro!).

El viaje tenía que acabar bien, pero quizá el refrán "Lo que bien empieza bien acaba" también pueda convertirse en "Lo que mal empieza, mal acaba" porque nuestro avión volvió a sufrir un retraso y llegamos a las 23.30 de la noche, una "hora indecente" para el transporte público londinense. Lo cual hizo que las prisas se incrementasen aunque, a pesar de ello, no hubiese un "tren prometido" por la taquillera y nos viésemos obligados a intentar coger la mejor combinación de buses que nos dejaba a las 3 de la mañana en nuestra casa (¡qué bien íbamos a trabajar al día siguiente!). Pero todo no acaba aquí ya que perdimos uno de los buses, lo que hizo que declarásemos oficialmente "estado de alerta" en nuestra situación y acabásemos decantándonos por coger "Uber" (una aplicación de taxis en Reino Unido) que contribuyó aún más a nuestro "derroche de dinero por cosas imprevistas" del fin de semana.

Como siempre el balance acabó siendo positivo y sólo queda reirse de todo aquello y guardarlo en la memoria como "aquél fatidico (o no tanto) viaje a Edimburgo". 

Y así, yéndome a la cama a las 3 de la madrugada del lunes (y con un miedo importante a la mañana siguiente) acabó el último half term del año.