sábado, 20 de abril de 2019

Allí donde fui feliz, siempre volveré

"Volver, regresar, recordar, reencontrar...", son acciones quizá sobrevaloradas por todo el mundo, desde cineastas como Álmodovar en su famoso filme "Volver" , pasando profesionales del entretenimiento que crean series de televisión como "Cuéntame, cómo pasó..." o infinitos programas que nos envuelven por unas horas en nuestro (lejano o cercano -o incluso inexistente para fantasear-) pasado.
Todos ellos involucran las acciones del principio que, sin lugar a dudas, crean fantasías, emociones y sentimientos reencontrados y un sinfín de cosas que seguramente provoquen esa sobrevaloración  de la que hablaba al comienzo. Yo no iba a ser menos y , llamadme melancólico, pero como buen cineasta o maestro del entretenimiento - esta vez encarnado en un bloggero amateur - he querido dedicar unas vacaciones de Semana Santa precisamente a eso...al recuerdo.

He titulado así esta entrada porque es una de las frases que primero se me vino a la cabeza al "postear" una de las fotos del viaje en Instagram y creo que resume muy bien el espíritu del mismo.

Muchas cosas han pasado desde aquella mañana del 22 de Agosto del 2017, donde abandoné definitivamente Reino Unido tras trabajar un año de au pair con los Osborne, desde entonces he opositado, me he convertido en autónomo, he sido telefonista, me he enamorado y desenamorado, he discutido, llorado, reido, etc...pero mi sentimiento hacia Reino Unido y todo lo que he vivido allí se ha mantenido intacto. Un sentimiento que provoca que volver a Reino Unido, ya no suponga viajar a un país extraño si no a un lugar familiar, un sitio que considero mi segunda casa y en el que no me siento extraño

Quizá sea esta la razón que me ha movido a volver hasta dos veces desde esa fecha al país que tan bien me acogió durante un año y sumergirme en los recuerdos y anécdotas del pasado.

La primera visita fue el verano pasado, en esa ocasión pasé unos días con mi prima y sus hijos en Leeds y re-visité las principales partes de Londres como Candem Town , Westminster, Oxford Street..., y a algunos/as amigos/as que aún siguen allí trabajando y han comenzado una vida después de la experiencia au pair. Sin embargo, por un error de cálculo, no pude visitar a la familia y , por eso, no me lancé a contaroslo.

Pero en esta segunda visita, planeada allá por el mes de Marzo - y tras confirmar mis vacaciones, ya que actualmente trabajo en un "call center" y gestionando una academia de clases particulares por las tardes - me decidí a escribir a Imogen (con la que aún mantengo contacto más o menos frecuente) con la noticia de que iba a ir a Londres y la posibilidad de verles si no tenían otros planes, la cual accedió con el mayor de los entusiasmos para vernos el jueves 18 de Abril y reencontrarnos después de, nada mas y nada menos que ¡¡un año y ocho meses!!. También hablé con varios/as amigos/as que, como os he contado antes, han comenzado una vida allí después de nuestra experiencia, y la respuesta también fue positiva con lo cual las vacaciones se planteaban con un sinfín de reencuentros y recuerdos en bucle.

La espera se me pasó volando...en Madrid el tiempo parece que corre más que lo hacía en Reino Unido, y las esperas no se hacen de rogar. Y - tras el "mar sin final" de trabajo que había tenido y el escaso descanso, debido a que la Semana Santa este año caía bastante tardía - llegó el esperado 16 de Abril, donde después de trabajar y dirigirme hacia mi casa - esta vez con una mariposa en el estómago que señalaba lo que estaba por venir - cogí mi maleta y abrigo y me dirigí al aeropuerto para coger un vuelo tardío a las 21.50.

Lo cual hizo que el cansancio hiciese mella y el viaje y el posteior desplazamiento del aeropuerto a donde me iba a hospedar esa noche, se hiciese algo duro, pero finalmente - con espera del bus que me llevaba a la ciudad acompañado de dos señoras mayores, que hizo seguir alucinando con la tercera edad inglesa y su fortaleza al estar esperando un largo rato en la fría noche - a las 2 de la madrugada aproximadamente aparecí en el "Queen Elisabeth, pub & hostel" donde me quedaría esa noche. 

La llegada fue de película ya que intuía, por el precio que pagué, que la cosa no iba ser, precisamente, un hotel de estrellas...pero superó mis expectativas en el mal sentido al ir subiendo a la habitación viendo la moqueta sucia, grietas en el suelo y techo, etc...menos mal que la cama estaba limpia ( o al menos así me pareció al acostarme, más dormido que despierto, por cierto...).

Dormí bastante bien la verdad, seguramente producto del cansancio que traía acumulado de más de una semana, y amanecí a eso de las 9:30 de la mañana dispuesto a comerme Londres y comenzar esos días de reencuentros sin parar. El primero de ellos se produciría en Waterloo (aquella estación que hace dos años era mi segunda casa, ya que era zona de paso para ir a la mayoría de los destinos) con una amiga que estaba trabajando ese año en un hotel de Londres y viviendo con otros/as amigos/as de la experiencia au pair. 

La mañana fue un no parar de hablar y contarnos experiencias - a pesar de ya habernos visto en Madrid el año anterior -  en una caminata que nos llevó desde Waterloo hasta el "Tower Bridge", donde nos sentamos para comer y descansar las piernas - porque la lengua continuaba en pleno esplendor - y siguió de esa manera cuando nos dirigimos a Candem Town para encontrarnos con otra amiga que había iniciado una vida en Londres en este caso acompañada de amor y en una empresa con funciones de atención al cliente vía telefónica.

Decidimos hacer un guiño a nuestro país, sentándonos en una terraza de un bar español, en el que degustamos un "pasable" pollo al chilindrón y unas "bravas" que no tenían nada que envidiar a las que podemos encontrar en Madrid...todo ello regado con cerveza, ¡claro!.
Las anécdotas y vivencias seguían (esta vez acompañados del novio de una de mis amigas) y nos llevaron,gracias a la variedad culinaria que se puede encontrar en Londres, a Brasil, ya que cenamos en un restaurante brasileño en el que nos deleitamos con nuevos sabores, para después endulzarnos con un helado ,a pesar del frío de la noche, en una zona más cercana a su - hace poco - estrenado piso, localizado en la zona de Stratford y finalmente acabar en él para descansar.

A la mañana siguiente, amanecimos temprano ya que, tanto mi amiga como su novio trabajaban porque en Londres lo que sería Jueves Santo en España, no lo es tanto y, por lo tanto, es laborable. Por lo que me despedí de ellos y di las gracias por la magnifica acogida para dirigirme a explorar un poco el barrio que no conocía antes de enfilar destino definitivo a Kingston y su área para ver a la familia y seguir visitando amigos.

Dí una vuelta por Westfield, un centro comercial inmenso, que preside el barrio así como por la Villa Olímpica, en la que se puede "masticar" el pasado olímpico de 2012 y su ambiente, seguro, bullicioso que ahora se mostraba tranquilo y con apenas varias personas paseando, corriendo o yendo a trabajar  en algunas de las instalaciones todavía activas.

A eso de las 13 de la tarde la cosa se iba poniendo intensa, pues en a penas dos horas - Imogen, días antes se había cerciorado de que el plan saliese a la perfección,.."Hello Daniel! Just to check, the time you will be here, because It will be perfect that you come after 15:30 pm that Riley returns from the cricket camp...Your visit is a surprise to Riley" / "¡Hola Daniel! Sólo asegurarme la hora a la que estarás aquí, ya que sería perfecto que vinieses después de las 15:30 ya que Riley viene a esa hora de su campamento de cricket...¡tu visita es una sorpresa para Riley!", me escribió dos días antes de la llegada - se iba a producir el reencuentro con los Osborne, personas que para mí eran especiales pero que hacía dos años que no veía y eso me ponía nervioso...¿Cómo me recibirá Riley? ¿Le hará ilusión? ¿Me sentiré cómodo con la familia? ¿Me cortaré?.

Con todas esas preguntas en mi cabeza y una caja de Lego, recien comprada para Riley (esperaba con todas mis fuerzas que le siguiese gustando), me dirigí desde Kingston a la nueva casa de los Osborne que se encuentra en Thames Ditton pero en otra parte del pueblo. Mi corazón latía cada vez más rápido cuando me iba acercando y las preguntas resonaban cada vez más, hasta que se borraron por completo cuando llamé al timbre del 4 de Royal Thames Walk y unos extrañados ojos azules se asomaban por la puerta y comenzaron a gritar DAAAAAAAANIEL!!!!, tras lo cual se abalanzaron sobre mi y descubrí a un Riley mucho más alto pero igual de cariñoso. 

Tras fundirnos en un abrazo de 5 segundos, descubrí la escena del fondo...una Imogen más delgada pero con la misma hospitalidad de siempre, que me dió un abrazo que me transmitió, de nuevo, una calurosa bienvenida. Un Adrian que físicamente se mantenía igual y con una sonrisa como era típico en él, un Theo más mayor, con el pelo más largo y unos finos pelos que asomaban por debajo de la nariz, como intentando parecerse a un bigote - que luego descubrí eran exactamente eso: un intento...Yes, Daniel, I have spent with this ages, It doesnt grow anything else!! / Si, Daniel...he pasado así mucho tiempo, ¡no crece nada más! - Rubén, el nuevo au pair y una persona nueva para mí, que resultó ser William, el vecino de al lado con el que Riley iba a clase y compartía muchos juegos tanto allí como en la casa, ya que al ser un adosado permitía ese "trasiego"de gente. Finalmente, una Flora que también se unió a la bienvenida aunque quizá no supiese muy bien a qué o a quién se la estaba dando.




Abrazos y bienvenidas dadas, nos dirigimos al salón...la casa era mucho más moderna que la anterior, con grandes ventanales y espacios abiertos,únicamente el jardín era más reducido , de césped artificial y estaba presidido por una gran portería que antes tenían en la casa de Godalming - la cual ya está vendida y resultado de ello, ví objetos familiares pero a la vez lejanos en el tiempo, o por lo menos me resultaban más lejanos que un año y ocho meses -. 

El vino no tardó en aparecer...Daniel, would you like a glass of Rosado? / Daniel, ¿te gustaría una copa de rosado, me dijo Imogen pocos minutos después de entrar, a lo que yo, por supuesto, acepté y nos dirigimos al jardín a disfrutar de una charla de "puesta a punto", que sirvió para "desengrasar" mi inglés y en la que recorrimos aspectos de su vida y la mía que habían cambiado en este tiempo (trabajos, casas, amores de Theo, sus viajes - ya que se encuentra actualmente en su gap year, año previo a la Universidad donde se dedican a viajar por el mundo, etc...).

Mientras lo cual, Riley abandonó la escena para irse a jugar con su nuevo amiguíííísimo y veciníííísimo,William: elemento aliado y "quita-trabajo" del au pair, como más tarde me reconocería Rubén, su nuevo au pair: "Los viernes, llega del colegio, ven una película juntos, toman la cena ...¡a dormir!". Imogen también abandonaría la escena en segundo lugar para comenzar la cena que degustaríamos horas más tarde...Sausage stew/ Estofado de salchichas, a petición mía en conversaciones de días previos.



Después de la cena, el tiempo se agotaba...llegaba la hora de la TV time para Riley y después de eso un abrazo, un adios y un "Please, don´t grow more / Por favor, ¡no crezcas más!" bastaron para cerrar un nuevo capítulo, aunque seguro no definitivo, en mi historia con los Osborne. Fue rápido pero intenso...salí de esa casa, de nuevo, convencido de tener una familia más y ser afortunado por ello.

Me dirigí, aún emocionado, en un Uber, pedido por Adrian -una muestra más de su infinita simpatía- a casa de mis amigos/as ex-au pairs que actualmente trabajaban en un hotel y vivían juntos y se sucedieron , de nuevo, abrazos y besos y la sensación de que el tiempo no había pasado era común. Estuvimos varias horas recorriendo las vidas y hazañas de la mayoría de ellos, ya que eran comunes por vivir y trabajar juntos y yo resumí parte de lo vivido este tiempo...






Tras un día de emociones, me fui a la cama con una sensación de plenitud y cariño enorme...en ese momento me dí cuenta, una vez más, de lo intenso que se vive estando fuera de casa y lo que me unió a ciertas personas, incluso con las que creía haber perdido el contacto.

El día siguiente se antojaba de recuerdo de un "tipical" fin de semana de au pair, ya que hicimos lo que solíamos hacer en ese año en nuestros días libres. Para comenzar, un amigo que no tenía trabajo ese día y yo, fuimos a visitar al resto al hotel donde todos/as trabajaban - descubrí un sitio pequeño pero acogedor y con una jefa que les cuidaba como a "sus hijos/as" - para después tomarnos una cerveza al más puro estilo español en la terraza, aprovechando los ¡¡24 grados!! que nos acompañaban. Seguidamente a la salida del trabajo de todos, nos dirigimos a recordar viejos tiempos en el Whetherspoons con sus maravillosos precios y gustos, para, finalmente, acabar la jornada a la orilla del río como solíamos hacer los días de buen tiempo, una cerveza, el sol y risas era lo que pondrían el broche final a unas vacaciones de Semana Santa en las que el recuerdo y los reencuentros han sido los protagonistas.

Y, ¿ahora qué? os preguntareis...pues mi vida sigue...seguirá alejada de ese río, esa cerveza, esas risas, esa bienvenida, ese vino Rosado, ese estofado de salchichas...pero a la vez muy cerca de todo ello y siempre presente, como un lugar al que siemore puedo volver para...recordar.