domingo, 15 de enero de 2017

¡El show debe continuar!

Al "despertar" de ese cuento que supuso mis vacaciones de Navidad en España, en mi casa, con los míos...esa mañana del 3 de Enero - donde mi familia y yo poníamos rumbo, aún siendo de noche (a las 6 de la madrugada) al aeropuerto - ya sabía que la vuelta no iba a ser fácil...tras pasar, sin exagerar, una de las mejores Navidades de mi vida disfrutando al máximo de todos y todo me disponía a volver a mi aventura que ahora se había teñido un poco de una mezcla de tristeza ,por lo que dejaba atrás de nuevo, nervios, por ver de nuevo a la familia y a Riley, e incertidumbre, por lo que vendría a partir de ese momento.

De nuevo, despedida a mi familia y sabor amargo al hacerlo...dejarles al otro lado del control para dirigirme a las puertas de embarque nunca es fácil. El viaje fue de lo más normal del mundo, todo en hora y tal y como se había planificado - esta vez el destino sabía que tenia que volver y rápido (para que no hubiese arrepentimientos xD). Dormí casi todo el viaje y también pensé mucho en todos los momentos que había vivido en España...pensé en todo lo que me quedaba por vivir en Inglaterra, pensé en lo acostumbrado que estaba ya a volar - hasta hace poco sólo lo hacía de vacaciones y ahora es es para mí como montar en un bus-, pensé en la poca "distancia mental" que había en mi cabeza entre mi casa de Torrejón y mi casa en Thames Ditton (como cruzar una calle, quizá por que a ambas les une el sentimiento de hogar en distintos grados, claro...), pensé también en como sería la bienvenida a la casa, en cómo me recibiría Riley...¿me habría echado de menos?...¿habrían cambiado algo en la casa?...¿Flora habría dejado de comerse su "caca"?...

Todos estos interrogantes se despejarían en unas horas de mi cabeza cuando pisara, de nuevo, la casa de los Osborne. No estaba excesivamente nervioso al menos no como la primera vez que viajé en Septiembre...sabía a lo que iba, conocía a la familia la mar de bien, el país, tenía amigos etc... pero siempre me quedan esas "mariposillas" en el estómago que me indican que se aproxima cambio, aunque sea ya conocido.

Al aterrizar en Londres lo primero que noté fue el frío...hacía aire y era aire helado pero por fortuna lucía el sol, como en Madrid lo cual siempre es para mí motivo de alegría. Desde el aeropuerto me dirigí a los trenes para llegar a Thames Ditton donde pude ser testigo de una conversación familiar entre una madre y su hijo españoles y seguramente residentes en Reino Unido:
- Mamá, ¿vamos a comer fuera?
- ¿Quieres comer fuera otra vez, no estás cansado de todas las Navidades para allí y para acá? Porque yo estoy deseando llegar a casa y descansar...
Por un momento me convertí en ese niño y ese niño gritaba desde mi interior...¡NO!¡QUIERO MÁS!.

Hice el viaje en el tren hacia mi casa de nuevo perdido entre recuerdos e imágenes de la pasada Navidad... y también, por todo ello, perdido literalmente...me cogí un tren equivocado y tuve que rectificar...la añoranza me invadía ese día. Al llegar a la casa-Osborne me esperaba un ¡DAAAANIEL! (o ¡THANIEEEELL!) y un abrazo de Riley al que se unieron más tarde los abrazos de Imogen y de Adrian con el comentario: "Oh, we have missed you so much!/Oh! Te hemos echado mucho de menos!", también me recibió Flora muy contenta a la que yo respondí con una caricia. Riley estaba emocionadísimo quería contarmelo todo y, lo peor, todo a la vez, lo cual se hacía imposible y se colapsaba él  mismo a lo que Adrian replicaba Oh! Leave Daniel for a minute, he should be so tired! / Oh! Deja a Daniel un momento...deberá estar muy cansado! y la verdad que lo estaba...pero ese recibimiento me hizo venirme arriba un poco, seguía sin ser mi casa pero estaba empezando a sentirlo ya como mi hogar, y eso lo había podido confirmar tras mi llegada esa mañana, en la que esa serie de recibimientos hicieron que me viniese un poco arriba.

Ese día fue bastante completito...Imogen me tenía preparado correo para enviar y compra para hacer, y ¡en grupo!...con Flora y Riley incluidos, así que "besé el santo" nada más aterrizar, lo cual me costó por el cansancio que tenía pero por otro lado me ayudó a no estar pendiente en "echar de menos". El día terminó con una cena amenizada por las historias de Navidad de los padres y las mías...Well, we haven´t done much, just relax have a lovely time with the children.../Bueno, no hemos hecho mucho, relajarnos, pasarlo bien con los niños... por supuesto yo no conté todas las vacaciones porque no habría sabido por donde empezar pero les dejé "brochazos" de las mismas como la hora a la que me acosté la noche de año nuevo, con la que Imogen flipó.

Los días siguientes fueron bastante ocupados...Riley no tenía colegio hasta la semana siguiente, por lo tanto yo me encargaba de él todo el día...juego para allí, juego para allá, peluche por aquí, peluche para allá, con Riley (y Flora a veces) a la compra y a dejar el correo, Lunch por aquí, Tea por allá, Snack por aquí etc...mientras Imogen trabajaba desde su ordenador y salía a veces para dedicarle alguno de sus gritos, abrazos o besos. Por fortuna pedí salir el viernes antes de casa para ver a una amiga de los scouts -procedente de Reino Unido y que estaba en su pueblo para las vacaciones hasta el sábado- y me dejaron el día libre después de salir del college, así que ese cansancio se vería recompensado.

El estar ocupado hizo también que no me dedicara tanto a pensar e hizo que la "re-adaptación" fuese rápida...hasta que llegó el 5 de Enero -mágica tarde y noche de Reyes que para mí es tan especial- donde, además, tenía babysitting porque los padres cenaban fuera, y yo me dediqué a ver la cabalgata de Torrejón mediante un canal de Facebook, mientras Riley disfrutaba de "Zootropolis" ,y, sumergido en la cabalgata, reparé en que era la primera vez en  MI VIDA que me perdía la cabalgata de Torrejón y recordé aquellos años cuando tenía la edad de Riley y veía la cabalgata con mis primas desde el balcón de mi abuela...¡la añoranza había vuelto!.

Esa noche era una noche cualquiera en Reino Unido pero en la casa de los Osborne había un poquito de magia aunque sólo fuese en mi cabeza y mi imaginación...subí las escaleras de mi habitación para ir a dormir, esperando encontrarme con Melchor, Gaspar o Baltasar por algún lado. Me sentía como metido en una película de Navidad, .donde yo era el protagonista, en la que de repente a la mañana siguiente me iba a encontrar un regalo en el salón, por la magia de los Reyes...¡tenía que pasar! ¡todos los años de mi vida había pasado! pero desafortunadamente este año ni los Reyes aparecieron ni el regalo a la mañana siguiente, pero son magos-pensé-...¡seguro que algo me harían llegar!.

El día siguiente, día de Reyes, se inició con clase en el college, de la cual pedí salir un poco antes para poder coger el tren que me llevaría a Bournemouth -donde vive mi amiga- en hora y así lo hice, cogí el tren de las 11:13 y llegué alrededor de  las 14.00, donde me esperaba la primera sorpresa de los Reyes Magos...¡la playa!...sabía que mi amiga vivía cerca de la costa pero no me esperaba poder verla, y no sólo la vi, la toqué, la olí y la paseé...con mucho frío ,eso sí (que sensación más rara estar en la playa con plumas, la verdad...). Cuando llegaron las 18.00 nos dirigimos a su casa para ver a sus padres e ir a un restaurante a cenar por su cumple...allí me esperaba la segunda sorpresa de los Reyes Magos...¡un regalo debajo del árbol!, sabía que los Reyes me tendrían alguna preparada. Pasamos una cena la mar de agradable con la compañía de los padres de mi amiga, muy majos por cierto...hablando de la gastronomía española e inglesa, entre otras cosas y deleitándonos con platos típicos de la gastronomía inglesa -descubrí el Cottage Pie, una variante de mi amado Shepherds pie con otro tipo de carne - para después ir a tomar algo con dos amigas de mi amiga, visitar a Baden Powell (fundador de los scout) y su mirada a la isla Brownsea (donde se realizó el primer campamento scout) y retirarnos pronto a casa ya que había que madrugar al día siguiente para que mi amiga cogiese su avión de vuelta a Madrid. En definitiva, un día de Reyes diferente y especial por el que estaré eternamente agradecido a los que participaron en ese día.

El resto del fin de semana lo pasé con otras au pairs de mi zona y de rebajas, básicamente. La semana siguiente se avecinaba ocupada y de vuelta a la rutina por la vuelta al colegio de Riley, definitivamente las Navidades -españolas e inglesas, en mi entorno y dentro de mí- habían acabado...

Vuelve la leche AU PAIRizada, las cacas mañaneras de Flora -sí, la respuesta a la pregunta del principio es...no, sigue con la costumbre, hasta donde yo sé- los desayunos de Riley quejándose porque hace frío, los horarios de Imogen, los paseos mañaneros por el Thames, los SouthWest trains, los cuervos, las amapolas, Londres, el Shepherds pie y un largo etcétera, en definitiva...
¡El show debe continuar!

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